martes, noviembre 18, 2008

Capulina Contra Los Vampiros (1971)


Conjugar el género de terror con la comedia puede dar como resultado los más terribles híbridos, monstruos incomprensibles que no mueven a risa ni a espanto, sino que provocan la estupefacción del que mira. Y no es que este resultado me inspire rechazo, en ocasiones puede resultar encantador. Creo suponer que en este ‘tour de force’ es crucial el tono y bajo mi punto de vista, y como predilección, la forma.



Capulina Contra Los Vampiros” es cierto que provoca en el espectador el estupor que antes citaba, pero en su caso, con las chispas deliciosas de la novedad, como la infantil sorpresa de cumpleaños que nos llega veinte años más tarde. Uno de los aciertos de la película es su humor absurdo, inasequible al intento de análisis intelectual. Por este motivo, este escrito se convierte en un ejercicio infructuoso, pero me resulta encantadora esta actividad, y el hecho de poder dejar constancia de las bondades de la cinta.



El humor absurdo se encarna en la poderosa presencia de Gaspar Henaine, quien todo lo puede, un tipo de comediante incontrolable, que conmueve y arrastra a la risa al mismo tiempo. Su personaje de Capulina vence desde el primer plano al espectador, complicándole en la historia desde la pantalla. Irresistible su bondad en esa mezcla de impunidad, desmesura y neurosis, como un infante gigante que arremete contra todos y contra ninguno.



La presencia rotunda de Capulina es un elemento decisivo en el encuadre de las escenas cómicas, enfrentado al actor Aurelio Perez, que como Carbonato, se convierte en el contrapunto delirante de las escenas a lo “Laurel & Hardy” o al lado de la célebre ‘vedette’ Rossy Mendoza como Pampa, la vampira.



El carácter improvisado de diálogos y secuencias en “Capulina Contra Los Vampiros” consigue un efecto curioso, al provocar que algunas escenas se alarguen más de lo necesario, para asombro y desorientación del espectador, que tal vez se encuentra a merced del balanceo de una risa sin final estipulado.



Vampiras con lazos rosas, flagrantes colmillos postizos y un enano que viste de rosa fucsia son el envoltorio que adorna el espíritu del héroe Capulina, ese caballero invencible, de generosidad en la carcajada, que forma parte de un tiempo, creo, muy remoto.



4 comentarios:

Anónimo dijo...

Por alguna razón me recuerda al Chavo del 8 :)

Higronauta dijo...

Con estas mezcolanzas de ambos dos géneros no tengo criterio alguno pues tocan, de una manera que desconozco, algún botón higronáutico oculto. De ahí mi filia con cintas como Buenas Noches señor Monstruo, Horror Story u otras quepor mero accidente o por fecha de caducidad, se han tornado bipolares en extremo (A Santo y Blue Demon contra Dracula y el Hombre Lobo, por ejemplo, me remito).

Möbius el Crononauta dijo...

¿Cual es mejor, ésta o condemor?

saludos

Anónimo dijo...

caramba, es verdad que me parezco!
:{)
hasta ptonto!